jueves, 23 de junio de 2011

Bilbao

Ya estoy acostumbrada a tener Bilbao dentro de casa. Tan acostumbrada con su presencia tan típicamente discreta que no llegué a darme cuenta de este hecho hasta que por fin la conocí.
¿Cómo es posible que una ciudad encerrada al fondo de unas montañas, con límites espaciales tan visibles cuanto palpables sea posiblemente la más cosmopolita de toda España? ¿Cómo es posible que una gente que preserva tradiciones y una lengua tan locales sea también la más abierta al ajeno, al lejano y a la novedad?
No sé… pero así es Bilbao, la capital española de los contrastes – del casco viejo al Guggenheim, de un pasado gris e industrial a un presente de perros floridos y turistas sonrientes paseando por la ría… Así es su gente - simpática, ¡guapísima! y con los ojos puestos en el horizonte fuera de la cuna donde la naturaleza cuidadosamente les ha puesto.  
Bilbao resultó sorprendente. Me ha ofrecido mucho más de lo que esperaba gracias a sus propios atributos y principalmente a la amabilidad e inestimable compañía de mis 2 queridas amigas/compañeras de vida madrileña. A una familia maravillosa que me acogió cariñosamente. Y a la gente tan maja que allí conocí.
Confieso que también me conquistó por el mosto y por los pintxos y pescados más ricos que pueden haber, un disfrute gastronómico absoluto.

Modernísima, impresionante al borde del non-sense de un mundo ficcional- entre Gehry, Koons, Calatrava, Bourgeois y tantos otros-, pero acogedoramente verde, pequeña, cercana. La exuberancia que reside en la simplicidad. Y el inverso.
Agur, Bilbo. Eskerrik asko.

martes, 7 de junio de 2011

Sevilla tiene una cosa...

Tres maletas, un tren.

Tres noches casi insomnes, un día perezoso en la playa.

Tres idiomas… cantando flamenco.

Tres camas en una habitación de hostal, un mismo lio de ropas, sandalias, champús… y un balcón siempre lleno de sol.

Tres tazas de café por la mañana, tres tostadas, tres vasos de zumo…. el jardín del Alcázar, el Patio de los Naranjos, el puente de Triana.

Tres gafas de sol, tres miradas, tres universos enteros. Tres sonrisas y la juventud que pone Sevilla a nuestros pies.

Luna, sol, flor y mantilla. Despertar en el alma lo más español de mí... y lo más brasileño a un mismo tiempo.

El salmorejo, los tintos de verano, los escaparates repletos de peinetas y abanicos;
lunares, helados, piropos y, por unanimidad de este trío, los chicos más guapos de toda España.

Tres corazones, una amistad.

Rincones iluminados, carreteras de girasoles, Jerez. Tanta risa, tanta historia… volver sabiendo que llevo Andalucía no solo en la sangre, pero en el pecho.

Lirio, Violeta, Amapola. Compañeras de aventura.
Tres flores junto al Guadalquivir.